viernes, 5 de marzo de 2010

Siento el miedo de mucha gente que me mira, que me observa, me escudriña como si yo fuese una amenaza. Mi alegría, mi seguridad, mi compromiso... esos tesoros que tanto cuesta conseguir y que todavía hoy pueden desvanecerse en un instante, provocan una suerte de admiración y pánico, de respeto y rabia que me colocan muy lejos de sus vidas. Sus miradas me dejan sola, pero ya no me siento amenazada.
Hoy no. Ya no lucho. Tampoco me rindo.
Mezclo sus miradas con las mías y cuando el corazón se me acelera, dejo que salga por la garganta en forma de palabras, para que el miedo se transforme en alegría compartida.

1 comentario:

met dijo...

gracias
sí, es agradable que alguién sepa expresarse por ti, aunque sólo sea que sus palabras te sirvan para explicar cosas que aún no comprendes
no luchar pero no rendirse, algunos de esto te dicen que es resignación, pero nada más lejos de ello; es tan difícil semejante equilibrio
son taaannnn importantes las luces como tú

met