domingo, 28 de agosto de 2011

Complaciente

Es la palabra que resuena en mí desde ayer.
Resuena en eco y se me olvida.
La odio y está pegada a mi piel.
Esa palabra me arrastra, me hace bajar la cabeza,
me humilla y me da
de la humanidad unas migajas.
Ser complaciente es el olvido.
Son las mil caras , los mil disfraces
y todas las elecciones para cada momento.
Son lo uno y lo contrario,
estar sin estar, oir sin escuchar
y quedar en el vacío.
Es no sentirse, ni escucharse.
Elegir desde el reflejo del espejo, que es el yo despegado.
Complacer y huir, es una carrera sin meta y sin premio,
sin otros que compitan a la vez.
Complacer no se elige, se aprende del miedo,
de ese bastardo hijo de puta que nos ata de pies, manos , ojos y lengua.
Si no eres complaciente ¿Qué eres?
¿Un solitario?¿Un ser solo?

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